Piaget divide el
desarrollo psíquico de las personas desde su nacimiento hasta la vida adulta. Postula
que el niño nace con la necesidad y con la capacidad de adaptarse al medio. La
adaptación consta en dos subprocesos: asimilación y acomodación. La mayor parte
del tiempo los niños asimilan información adecuada a su desarrollo mental y la
clasifican de acuerdo con lo que ya saben.
Etapa sensoriomotora. Abarca desde el nacimiento
hasta los 2 años aproximadamente. Al nacer, el mundo del niño se enfoca a sus
acciones motrices y a su percepción sensorial. Cuando termina el primer año ha
cambiado su concepción del mundo, reconoce la permanencia de los objetos cuando
se encuentran fuera de su propia percepción. Otros signos de inteligencia
incluyen la iniciación de la conducta dirigida a un objetivo y la invención de
nuevas soluciones.
Etapa de operaciones concretas. Esta fase que se desarrolla entre los 7 y 11 años aproximadamente, el niño se hace más capaz de mostrar el pensamiento lógico ante los objetos físicos. Una facultad recién adquirida, la reversibilidad, le permite invertir o regresar mentalmente sobre el proceso que acaba de realizar, una acción que antes sólo había llevado a cabo físicamente.
Etapa de las operaciones formales. Este periodo que abarca de los 11 a los 15 años aproximadamente, se caracteriza por la habilidad para pensar más allá de la realidad concreta. La realidad es ahora sólo un subconjunto de las posibilidades para pensar. En la etapa anterior desarrolló relaciones con interacción y materiales concretos; ahora puede pensar en relación de relaciones y otras ideas abstractas, como proporciones y conceptos de segundo orden.
Es de suma importancia conocer las etapas para así saber como va el desarrollo de los niños y buscar una manera correcta para su aprendizaje
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